Nunca pensé.
Que quisieras escuchar mi voz.
Deseaba que pensaras en salvarme
De esta prisión de soledad atroz.
Fuiste como plasma en colapso,
Candil en mi obscuridad,
De rutinas remanso; burbuja de aire en la asfixia,
En la turbulencia remanso,
Entre rutinas y desaires.
Luz que se desplaza en círculos, espirales
Hacia el cielo y lentamente me eleva y sostiene,
Fuera del curso profundo, negro de las irracionales
Angustias metafísicas que fragmenta en cienes
Luego en miles, el espíritu que sólo tiene
Tus manos, tus besos y tu cara como rito.